Lo recuerdo... fue exactamente hace un año que no podía con la tristeza.
La tristeza que reflejaba la realidad que muchas veces se escapaba de mis ojos por estar cegados de eso que llamamos amor, bastó una foto o dos, y aunque en los muros de estas redes se ocultan tantas verdades, mi corazón no me engañaba, simplemente la coincidencia en el andar sería algo más que breve.
Un año después parece poco tiempo, pero el corazón que ha vivido tempestades reconoce cuando un mal tiempo se avecina, entonces encallar es la única forma de salvaguadarse.
Mi corazón que ha vivido tempestades busca navegar en calma y presenciar si algún día se presenta por casualidad alguna tormenta; pero ya no es aquel intrépido que en su juventud buscaba navegar sólo para torear el temporal.
