sábado, 8 de octubre de 2016

El encuentro de dos amantes en soledad


Parte 1



Transcurrían los días más tristes de su vida, pues tantos eventos desafortunados en poco menos de un año, le había hecho permanecer en un estado de melancolía, que para ella en aquel momento dar un paseo en bicicleta cobraba más significado que sólo una manera de pasar el tiempo, ya que mientras andaba se podía sentir más despejada de su mente y espíritu; era evidente el efecto positivo a nivel bioquímico que se producía en su cuerpo, dibujando una sonrisa en su rostro al disfrutar airearse. 

Aquella tarde Aria había decidido tomar su bicicleta, iba a buscar sus medicamentos y liberar endorfinas gracias al ejercicio. Montada en su bici pedaleó por varios minutos hasta llegar al centro, buscó un lugar para encadenarla, porque ya no se podía tener confianza en las calles de la ciudad. 

Después de estacionarla Aria caminó con calma hasta llegar a la farmacia, entró y continuó sus pasos hasta llegar al farmacéutico, quien atendía al final de los pasillos. Estando ahí solicitó esa combinación de medicamentos que aminoraba sus migrañas en situaciones de mayor estrés. El encargado de la farmacia le atendió sin demora, minutos más tardes estaba recorriendo el mismo pasillo que le conduciría a la puerta de entrada. 

- ¡Espera un momento! - Éstas fueron las palabras que resonaron en la cabeza de Aria por milésimas de segundos. Y es que era inevitable no percibir la mirada de él. Así fue como el cerebro de Aria reaccionó, con mucha rapidez y con discreción se percató de que aquel joven que transitaba en el pasillo contiguo, en dirección contraria, lanzaba una mirada penetrante hacia ella. Pues si de cualidades hablamos, era el castaño de sus ojos en combinación con su forma de mirar, Ethan se hacía evidente a donde quiera que llegara.  

Saliendo de la farmacia, Aria trajo a su mente la escena entre pasillos, que aunque sólo había durado unos segundos, pensaba si sólo lo había alucinado, ya que en días y noches con tanta obscuridad emocional, le resultaba increíble creer en las posibilidades favorables para que algo bueno le ocurriera. Además, considerando la invisibilidad de su belleza que históricamente en esa su ciudad le ha caracterizado y aunado a todas las nubes grises justo arriba de su cabeza, era una locura pensar que la notara con chico tan apuesto como Ethan. 

Con un movimiento de cabeza pretendió sacudir ese pensamiento, decidió calmar su imaginación e ir por un esquite y disfrutar de la mezcla del elote desgranado y hervido, colocado en un vaso, agregando el sabor de mayonesa, un poco de mantequilla, el queso rebosante que casi se cae del vaso,unas gotas de limón y salsa. ¡Que delicia!- pensaba Aria mientras se retaba a sí misma a mantener todos los ingredientes dentro del vaso, sin que cayeran migajas de queso al suelo, para ello optó por sentarse en una de la bancas de la plaza principal. 

Fue ahí sentada que confirmó que no había sido sólo su imaginación, cuando Ethan pasó conduciendo un auto,  era el mismo chico de la farmacia, sólo que esta vez fue evidente que esa mirada seria y penetrante la dirija a ella, cualquiera notaría que le veía a ella cuando debía estar con sus ojos fijos a conducir. 

En un instante otra escena de interesante, Ethan  no apartó la mirada de Aria mientras se hallaba dentro de su campo visual, dejó ver su habilidad para conducir el auto y continuar viéndola, mientras tanto Aria ahí sentada saboreando su esquite, ya con su bicicleta junto ella. 
 

Esos momentos fueron mágicos, el hecho de saberse percibida por ese chico, quien con la intensidad en su mirada hechizó a Aria desde el primer instante, fue algo que le devolvió un brillo en sus ojos y le hizo sentirse afortunada.



sábado, 3 de septiembre de 2016

Algún recuerdo de ti


Aunque no lo desee aún estas aquí.  Me sorprendo algunas veces buscando algo de ti en mis días, al no encontrarlo recurro al bajo instinto de buscar en las redes sociales o aplicaciones un indicio de ti. 

Hoy descubrí que a ti he dedicado más palabras de las que quisiera en aquel viejo cuaderno que conservo por si un día se me ocurre escribir.

El cielo allá afuera esta nublado y debo decirte que en días así extraño estar entre tus sábanas, esos días en los que la coincidencia me permitía imaginar otros mundos paralelos. 




jueves, 2 de junio de 2016